Las empresas están presionando a la Unión Europea y Estados Unidos a utilizar el futuro Tratado Comercial Trasatlántico para debilitar la seguridad alimentaria, el trabajo, la salud y medio ambiente, así como socavar los derechos digitales. Los intentos de reforzar la regulación bancaria también podría ponerse en peligro como el lobby financiero utilice las negociaciones para deshacer las reformas financieras, advierte en un informe la red de activistas Seattle to Brussels Network (S2B), en la que se integran varias organizaciones ecologistas.
La defensa de la propiedad intelectual
será el caballo de batalla del lobby empresarial
“Lobbies empresariales en ambos lados del Atlántico consideran las negociaciones comerciales como un arma para deshacerse de las políticas destinadas a proteger a los consumidores y trabajadores europeos y estadounidenses”, subraya. La defensa de la propiedad intelectual será el caballo de batalla del lobby empresarial, al que denuncian los activistas, según reconoce este en un documento. En el mismo subraya como esta industria representa directamente el 26% de todos los empleos en la UE, alrededor de 56 millones de puestos de trabajo directos, el 39% de la actividad económica (PIB, estimada en unos 4 billones de euros. “Si se implementa la lista de deseos de las empresas, se concentrará aún más poder económico y político en manos de una pequeña élite, dejando a todos sin protección frente a actos ilícitos corporativos”, denuncian los activistas.
El español Ignacio García Bercero es el representante de Europa para conseguir un acuerdo comercial beneficioso con Estados Unidos. Un difícil papel que ya arrastra críticas antes de firmarse nada. No será nada fácil llegar a acuerdos en temas clave para ambos continentes: los reglamentos sobre el sector del automóvil, industria alimentaria y regulación de los productos sanitarios. Los temas espinosos son conocidos de antemano por ambas partes negociadoras. La armonización de todo el proceso regulatorio se considera el más importante y el segundo problema más difícil de resolver, reside en los “organismos modificados genéticamente”, la gran batalla sobre los transgénicos. La reducción de aranceles o su eliminación también es importante, pero se considera un problema más fácil de resolver.
Los británicos denuncian privilegios para
las transnacionales y los fondos soberanos
“Bruselas ha mantenido silencio sobre un tratado que permitiría a las empresas rapaces subvierten nuestras leyes, los derechos y la soberanía nacional”, es el pesimista diagnóstico de un analista en The Guardian. “Los Estados Unidos y la Comisión Europea, han sido capturados por las corporaciones que se supone deben regular, están presionando para la solución de arbitraje en las controversias inversionista-Estado se incluyan en el acuerdo”. En la misma línea se posiciona la confederación de sindicatos británicos (TUC) que exige que los procedimientos de arbitraje internacional sean excluidos del acuerdo transatlántico. “Deberían sonar las alarmas ante la posición privilegiada en los procesos de arbitraje internacional que se ofrecen a las empresas transnacionales y los fondos soberanos que proporcionan más inversión extranjera directa. En cambio, no hay propuestas que protejan a los consumidores. Los gobiernos deben reconocer que el libre comercio debe ser para todos, no sólo para una clase privilegiada. La solución de controversias inversionista-Estado debe descartarse ahora de las negociaciones TTIP”, según denuncia Owen Tudor, ex director de la TUC. Existe una preocupación generalizada de que este acuerdo sería el golpe de gracia para la Organización Mundial del Comercio. Si las nuevas normas son establecidas por las economías más grandes del mundo fuera del sistema multilateral, la OMC perdería relevancia.
Desde La Celosía recomendamos la lectura relacionada de:
Muchas denominaciones de origen quedarán indefensas en el acuerdo comercial con Estados Unidos
Semana clave para la negociación del tratado de libre comercio de la UE con Estados Unidos
Obama cuenta con 11 mujeres entre sus asesores en Defensa y Seguridad
Empresarios europeos y norteamericanos forman un grupo de presión a ambos lados del Atlántico