Cualquiera que conozca bien la banca de inversión en España sabe que el apellido cuenta mucho, pero han sido los ingleses los que han realizado un estudio sobre el clasismo que reina en este sector de la banca, el mejor pagado. El estudio publicado ayer por la Social Mobility Commission, encargada de aconsejar al Gobierno para mejorar y promover la movilidad social en Inglaterra, ha realizado un análisis y recomendaciones sobre el grado de diversidad socioeconómica en la banca de inversión y en el pujante sector de Ciencias de la Vida (Biología, Medicina, Biomedicina, etcétera).
La propia Comisión, en su nota de prensa titula muy precisamente ‘Less affluent kids are locked out of investment banking jobs’. Hay que apreciar la utilización de la forma verbal lock out, que en su forma sustantiva, significa cierre patronal, para ver muy gráficamente como los niños ingleses tienen la puerta cerrada para los trabajos en la banca de inversión. Los datos estadísticos son demoledores. Mientras que en el Reino Unido el 82% de los niños son educados en la escuela pública no selectiva, el 14% lo hacen en alguna que selecciona mediante examen, y sólo el 7% acuden a colegios de pago, un estudio realizado en 2014 publicado por The Sutton Trust, muestra que en los tres años anteriores, los contratados por la banca de inversión que habían ido a colegio de pago eran el 34% y otro 14% se educó en escuelas selectivas.
En el conjunto de la banca de inversión, el 51% de los directivos actuales estudiaron en colegios privados, y esta característica se produce de manera más acusada, el 72%, en los que tienen menos de 45 años, que en los de más de 55 años (57%), lo que indica que el clasismo en la contratación y en la escala de poder se ha agudizado en las últimas décadas. Aunque la selección de personal en banca de inversión tiene un carácter internacional, suele enfocarse sobre un pequeño número de instituciones universitarias de elite. En Reino Unido, las mayores aportaciones a las plantillas de este tipo de banca corresponden a la London School of Economics, University College London, Oxford y Cambridge, Imperial College London y la universidad de Warwick.
Se entiende que los jóvenes que no estudian en estas universidades elitistas en las que echan sus redes la banca de inversión tienen mucho más difícil acceso a un buen puesto en este subsector financiero. Además, los estudiantes sin un origen privilegiado tienen menos posibilidades de entrar en una universidad de elite, y los que lo consiguen muchas veces se autoexcluyen de los procesos de selección si sienten que no encajan en ese ambiente o que los empleadores no son favorables de la diversidad en cuanto al origen social.
El trabajo, realizado por investigadores de la Royal Holloway de la Universidad de Londres y de la Universidad de Birmingham, indica que normalmente los jóvenes que aspiran a buenos trabajos en este banca deben tener experiencia, lo que favorece a esos con redes informales, que son los de antecedetes privilegiados.
Aunque dejan claro que algunos bancos han rebajado la discriminación, ésta sigue siendo una lacra. Los autores del estudio consideran que quienes seleccionan a los candidatos lo hacen a menudo por su aspecto, imaginando si dan la imagen que suponen que los clientes tienen de un banquero de inversión. Algunos incluso valoran tanto como las calificaciones y conocimiento del candidato el acento, la oratoria, cómo visten y se comportan.
Cambios en la manera de realizar la selección y contratación
Todo esto condiciona a los candidatos educados en familias y ambientes que no actúan según estos códigos. En el informe se pone como ejemplo de la estrechez que reina en la banca de inversión el que algunos directores consideran inaceptable calzar zapatos marrones con un traje de negocios. Entre las recomendaciones que hacen los autores es cambiar la manera en que los candidatos son seleccionados y contratados. Para ellos, los empleadores deberían recoger datos sobre los orígenes sociales y educativos de los solicitantes para poder comprender mejor las barreras de acceso y en qué momento del proceso de contratación surgen.
Un problema detectado es que se valora demasiado en la preselección las credenciales académicas conseguidas en la educación secundaria y bachiller y se sabe que hay una relación entre notas excelentes en esa fase educativa y ambiente socioeconómico del alumno. Esta preselección puede tener un impacto desproporcionado sobre los aspirantes de familias menos pudientes aunque tengan unas buenas calificaciones en la universidad. La banca de inversión debe tenerlo en cuenta para así poder atraer a estudiantes de orígenes más diversos. En el caso de las Ciencias de la Vida abogan por valorar mucho más la ruta vocacional seguida, al menos igual que la académica.