El Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) ha publicado este mes un trabajo ‘Why does financial sector growth crowd out real economic growth?’, elaborado por un economista muy prestigioso, Stephen Cecchetti, y un discípulo suyo, el francés Enisse Kharroubi. Ambos trabajaron juntos en el Banco de Pagos Internacionles, habiendo sido Ceccetti, durante cinco años, director del departamento económico y monetario del banco central que reúne a los banqueros centrales para establecer las normas que rigen el sistema financiero del mundo.
El estudio revela que el sector financiero si crece muy rápido y es muy grande se convierte en un lastre para el crecimiento económico y la productividad, un hecho comprobable en el paradigma del sistema financiero español vigente antes de la crisis, y que habrá que tener en cuenta ahora que la Comisión Europea acaba de lanzar su proyecto de creación de un mercado de capitales único. Este trabajo académico demuestra claramente que más financiación no siempre es lo mejor.
A través de una serie de muestras y modelos matemáticos, que no han sido discutidos por la comunidad académica, los autores demuestran que el tamaño del sector financiero tiene un efecto de U invertida sobre el crecimiento de la productividad. Subrayan los autores que el desarrollo financiero de un país es bueno hasta un punto a partir del cual se convierte en un lastre para el crecimiento y que un boom del sector financiero, es decir un crecimiento muy rápido, va en detrimento de la mejora de la productividad.
La ruptura del equilibrio del mercado de captación de talento se produce cuando crece rápido
Los autores explican este fenómeno por el hecho de que el sector financiero crece mucho beneficiándose con la financiación de proyectos de baja productividad pero con garantía altas, como es el caso de los relacionados con la construcción, toda una evidencia empírica. En el trabajo se añade al modelo construido sobre la interacción de crecimiento financiero y económico, un segundo elemento, la ruptura del equilibrio en la contratación de trabajadores de formación excelente. En definitiva qué ocurre cuando esos trabajadores en lugar de ser fichados por empresarios que buscan una mayor rentabilidad de su negocio, lo son por financieros que quieren mejorar su actividad crediticia, espoleando el crecimiento del sector.
Cecchetti y Kharroubi observan en su modelo que cuando los trabajadores preparados trabajan en un sector generan un efecto negativo en otro. Así, el sector financiero, banca especialmente, que contrata la excelencia laboral aumenta más sus préstamos a empresarios que aquellos que no lo hacen. Con este incremento de disponibilidad y abaratamiento de financiación, los empresarios tienen un incentivo para desarrollar e invertir en negocios con más capacidad de empeño pero menor productividad, de tal suerte que no se ven necesitados de fichar personal con buena formación. En sentido contrario, los empresarios que sí apuestan por mano de obra cualificada lo hacen porque aspiran a una rentabilidad alta pero con proyectos sin garantías para el banco.
El modelo practicado muestra que cuando son los financieros contratan a los mejores y el sector crece más rápido, el crecimiento de la productividad es inferior al que se hubiera producido con un equilibrio de fuerzas. Afirman los autores que “en términos de beneficio social, hemos podido comprobar que los booms financieros en los cuales los trabajadores cualificados son empleados por el sector financiero son perjudiciales cuando el poder de negociación de éste es alto. Ocurre que llega un momento que los bancos no necesitan ya más mano de obra cualificada porque el crédito que se les reclama corresponde a un empresariado de ladrillo, por poner un símil.
El daño se comprueba en el efecto estudiado sobre la industria, donde los autores encuentran que las industrias que compiten por los recursos humanos con el mundo de las finanzas salen particularmente perjudicadas. Descubren que aquellos sectores industriales con I+D intensivo y dependientes de financiación externa sufren una reducción notable en el crecimiento de la productividad cuando ocurren los boom financieros. En definitiva, se demuestra que por drenar recursos de la economía real, el crecimiento del sector financiero se convierte en una rémora para la economía de un país.
Stephen Cecchetti publicó hace cuatro años junto a dos colegas del BIS, Mohanty y Zampolli, un trabajo, ‘El efecto real de la deuda’, en el que se analizaba qué nivel de endeudamiento, de gobiernos, empresas y familias, era bueno y cuál malo. Un tema que ha sido recurrente en el mundo académico en los últimos años, y que, en cierta manera tiene que ver también con el desarrollo de la oferta de crédito, a la postre del tamaño del sistema financiero. En este trabajo académico, los autores marcaron un límite del 85% del PIB en la deuda pública, 90% en la empresarial y 85% en la de los hogares, a partir de los cuales el daño económico podía ser elevado. En el caso español, los niveles de deuda se mantienen actualmente por encima de estos topes en los tres protagonistas.
La élite de la banca española es la que más cobra de Europa