Algo más de 2.000 millones de euros se gastaron para hacer lobby en la UE desde principios de enero de 2017 hasta septiembre de 2018, la mayoría por entidades ubicadas dentro de la Unión Europea. La televisión alemana DW analizó a los jugadores que no pertenecen a la Unión Europea que hacen lobby en Bruselas, en qué sectores están más activos y los diferentes enfoques que toman para influir en las decisiones que afectan la vida de millones de personas, tanto dentro como fuera de la Unión Europea.
El Registro de Transparencia de Bruselas requiere que los lobistas declaren un rango de dinero que pretenden gastar en sus esfuerzos. Para evaluar el alcance del lobby, los analistas de DW calcularon el punto medio entre las estimaciones altas y bajas de cada entidad y luego agruparon a los lobistas de acuerdo con su sede registrada. Tras su estudio concluyen que la mayor parte del dinero que se gasta en la UE para influir en Bruselas proviene de los Estados Unidos, con Suiza en el segundo lugar, seguido por Noruega. Japón y China ocupan, respectivamente, el cuarto y quinto lugar, y la Federación de Rusia, otro socio comercial muy importante de la UE, el octavo. También aportan otro dato significativo: las empresas no pertenecientes a la UE representan el 43% del gasto total de los grupos de presión con sede en Bruselas.
En cuanto a los Estados Unidos, un estudio reciente de Transparency International encontró que los esfuerzos de lobby directo de las compañías de Silicon Valley aumentaron 278% de 2014 a 2017, luego de la implementación de una serie de regulaciones importantes de la UE, y una serie de disputas entre La Comisión Europea y los gigantes tecnológicos de Estados Unidos. El lobbying fluctúa activamente dependiendo de los eventos y la legislación. Al igual que la legislación de derechos de autor, los eventos importantes resultan en un aumento de los grupos de presión.
Londres hace lobby para quedarse tras el Brexit
como la capital financiera de la UE
“Hay una gran diferencia en la intensidad del lobby de un archivo legislativo a otro. El Brexit, por ejemplo, marcará una gran diferencia para las corporaciones del Reino Unido, pero es probable que continúen ejerciendo un lobby intensivo en Bruselas después de que el Reino Unido haya abandonado la UE”, afirma Olivier Hoedeman, coordinador de investigación y campaña para el Corporate Europe Observatory en Bruselas.
Una de las claves del Brexit es su efecto en la actual capital financiera de la Unión Europea, el área de la Ciudad de Londres. La posibilidad de que la banca se vuelva menos rentable en Londres ha provocado reacciones de políticos como el primer ministro francés, Edouard Philippe, quien el año pasado intentó activamente atraer a las compañías financieras para cambiar de trabajo a París y, por supuesto, el centro financiero de Alemania, Frankfurt, se unió a la carrera. Y el mundo del lobby también reaccionó: en el año que siguió al referéndum, los esfuerzos de los lobistas bancarios y financieros británicos aumentaron mucho más que los de sus homólogos alemanes o franceses.
“El eventual acuerdo sobre un registro de transparencia obligatorio reformulará el entorno político en el que se moverán los profesionales de Public Affairs en Bruselas en los próximos años y enmarcará el debate sobre cómo los ciudadanos de la UE ven y entienden la representación de los intereses en el proceso democrático de la Unión. Lo que está en juego es por lo tanto importante”, escribe Lourdes Huerta, consultora en Vinces.
Como novedad respecto al actual sistema, la experta española señala que el mero asesoramiento quedará excluido de la obligación de registro ya que el acuerdo interinstitucional solo se aplicará a la actividad de representación de intereses que se realice a través de la interacción con el personal de las instituciones. Se mantienen así mismo excluidos determinados organismos como las comunidades religiosas, los partidos políticos o las autoridades públicas de terceros países entre otros.