En algunas regiones de España, Francia e Italia, las unidades de cuidados intensivos (UCI) disponibles eran insuficientes para el gran número de pacientes con coronavirus. Se tuvo que tomar una decisión sobre quién sería tratado en cuidados intensivos y quién no. Ahora, durante la segunda ola, la situación vuelve a ser crítica. Médicos de cuidados intensivos de nueve países de la UE se pronuncian en una encuesta del think tank Konrad Adenauer Stifunbg sobre los pacientes a salvar durante la pandemia.
Las pautas para el triaje requieren una base amplia entre los profesionales médicos, defensores de pacientes, expertos legales, éticos y políticos. La responsabilidad no debe descansar sobre los hombros de los médicos. Urgen iniciativas legislativas en los Parlamentos que regulen el triaje.
Que todavía no existan leyes especiales de triaje, no significa que los médicos estén operando en un área ilegal cuando deciden qué pacientes deben tener respiradores y camas de cuidados intensivos y cuáles no, se afirma en el documento original en alemán.
La importancia de la edad de los pacientes potenciales de las UCI es valorada de manera diferente en los nuevos países encuestados. En Suiza, Francia, Gran Bretaña, Bélgica y Suecia, se recomienda que la edad o los años de vida probablemente restantes sean recursos a considerar al asignar unidades de cuidados intensivos escasas. En los Países Bajos y Alemania, la edad natural no es un criterio de priorización válido.
La opinión de los intensivistas españoles
Al respecto, en el congreso nacional de la sociedad española de intensivistas, que se celebra hasta final de octubre, la doctora Nuria Masnou, intensivista del Hospital Universitario Josep Trueta de Girona, abordó los cambios en los rechazos de ingreso entre la época pre COVID-19 y la actual. Para la experta, “preservar la autonomía del paciente pierde valor durante la pandemia pero sin menoscabo del bien común, con el beneficio social y colectivo como prioridad máxima. Pero este es un ejercicio que exige mucha transparencia, porque son decisiones que se van a tomar ante la falta de recursos materiales y, como ocurre actualmente en esta segunda ola en España, ante la falta de recursos humanos”.
Con respecto a la edad, los intensivistas españoles volvieron a incidir en el hecho de que esta no se tomó como criterio per se en los documentos de recomendaciones de triaje que se manejaron durante la primera ola. “La edad tiene un peso, pero no es un motivo en sí para el rechazo. La edad hay que entenderla como ciclo de vida y no como edad cronológica”, explicó la doctora Masnou.
Sin olvidar que la responsabilidad final es del profesional, “que aplica la intensidad terapéutica que requiere cada paciente”, la doctora Masnou explicó que “no hay una única manera de entender cómo llevar a cabo un triaje, pero este debe tener en cuenta la opinión de todas las especialidades implicadas, con una consulta pública que permita instaurar un sistema acorde a los valores de la sociedad en la que vivimos. Por supuesto, debe ser transparente y, además, apoyarse en planes anticipados”.
Por su parte, la doctora Olga Rubio, coordinadora del Grupo de Trabajo de Bioética de la SEMICYUC e intensivista en el Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona), explicó que las consideraciones que se tomaron en marzo “surgieron con premura ante la falta de decisión de las autoridades sanitarias y hay que tener en cuenta que son revisables, flexibles y adaptables en cada momento. Por supuesto, los criterios de triaje no son dogmas, porque hay que personalizar cada caso, con la ayuda de comités locales. Hay que agotar el deber ético de planificar, entre todos, no solo los intensivistas, en un esfuerzo de solidaridad y coordinación”.
Criterios sociales para la selección de pacientes
En los comités éticos y médicos, así como en la ciencia, también se ha abordan los criterios sociales para la selección de pacientes, es decir, la cuestión de si a la hora de asignar los escasos recursos de cuidados intensivos, conviene dar prioridad a grupos de personas por su “valor social”. Como ejemplo extremo se plantea si debería adjudicarse la única cama libre de cuidados intensivos a un delincuente o a un padre soltero de tres hijos menores. La priorización teniendo en cuenta las calificaciones sociales no se recomiendan en ninguno de los países examinados.
También se ha valorado si se debe dar prioridad a los trabajadores sanitarios gravemente enfermos sobre otro tipo de pacientes. En las directrices del gobierno noruego se dice que “el personal de salud que se necesita con urgencia y el personal en puestos clave designados en determinadas situaciones (cuando se asignan recursos de cuidados intensivos) deben recibir prioridad”. También hay recomendaciones locales aisladas en Gran Bretaña, en situaciones de triaje de atención a los profesionales sanitarios.
De los nueve países que se incluyeron en la encuesta, las directrices de dos países, Alemania y Suecia, incluyen la opción de una suspensión del tratamiento para poder utilizar los recursos de cuidados intensivos liberados para nuevos pacientes con mejor pronóstico. Para Francia, Bélgica, los Países Bajos y Gran Bretaña, sin embargo, una vez iniciado debe continuar el tratamiento de soporte vital durante el tiempo que esté médicamente indicado, independientemente de si llegan nuevos pacientes.