Tras las cumbres de París y Marruecos, los inversores demandan métodos fiables para evaluar el riesgo asociado a colocar su dinero en productos ligados al cambio climático. Es el caso de los bonos climáticos, los bonos verdes y otros productos financieros como los vinculados al reaseguro o al intercambio de deuda. También muestran su apoyo a las inversiones resilientes, entre las que mencionan las redes inteligentes que protegen contra condiciones climáticas extremas, los edificios verdes o proyectos de infraestructura vial que se centran en una mayor protección contra la erosión de los ríos.
Un 70% de los inversores privados encuestados sobre una muestra de 150, por el Grupo de Trabajo sobre Adaptación Global e Inversión en Resiliencia (GARI, por sus siglas en inglés) ve tanto oportunidades como riesgos asociados a los impactos del cambio climático. Así lo destaca el informe Cómo cerrar la brecha de adaptación que también constata como un 78% califican de ‘muy importante’ realizar una evaluación del riesgo físico del cambio climático. Entre los encuestados se encuentran fondos, fundaciones, compañías de seguros, bancos, gestores de inversiones, startups, think tanks, empresas de consultoría e instituciones financieras.
Aunque se han realizado progresos sustanciales en el camino hacia la mitigación del cambio climático, la frecuencia y gravedad de los fenómenos metereológicos extremos aumenta así como la temperatura promedio global. Aunque cada vez son más las llamadas a los inversores a tener en cuenta el riesgo climático en general -incluyendo el riesgo físico del cambio climático- el problema es complejo y crea incertidumbre ante el retorno de la inversión. Esta percepción de la falta de oportunidades limita la inversión pública y privada en resiliencia.
Proyectos e inversiones para
la adaptación al cambio climático
Recientes informes citan una serie de ejemplos de proyectos e inversiones para la adaptación al cambio climático, como innovaciones en el seguro climático, eficiencia del agua en las cadenas de suministro corporativas y resistencia a la sequía y hasta servicios de tecnología y comunicaciones para permitir a los agricultores reaccionar ante los riesgos climáticos. Sin embargo, estos informes concluyen también que si bien hay pruebas de los esfuerzos de adaptación del sector privado, subrayan la necesidad de una mayor colaboración y acción para catalizar su participación.
Los encuestados consideran la transparencia entre los factores más importantes en los enfoques para evaluar el riesgo físico del cambio climático. Más de un 60 % de los inversores están considerando invertir en infraestructura resiliente y en compañías cuyos productos abordan el impacto del cambio climático en el agua, la agricultura, la salud, la energía y los servicios financieros. Los expertos han identificado varios desafíos para la adaptación climática y, en concreto, para la involucración y la inversión del sector privado. En concreto, el informe Adaptation Gap Report 2015 (Cerrar la brecha de adaptación 2015) del PNUMA identifica brechas en materia de financiación, tecnología y conocimiento y se centra en la necesidad de una mayor cantidad de flujos financieros de transferencia tecnológica a los países en desarrollo, así como en la integración y transferencia de conocimientos en materia de adaptación.
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