La política nacionalista del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no solo está enturbiando los flujos comerciales en el mundo sino que ha tenido un impacto muy relevante en los flujos de inversión directa en los países desarrollados, según el último Informe sobre las Inversiones en el Mundo publicado ayer por la UNCTAD (siglas en inglés de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
Las entradas de dinero foráneo para inversión directa (aquella que va dirigida a la creación o el desarrollo de empresas) a las economías desarrolladas cayeron un 27% el año pasado, siendo el tercer año consecutivo de descenso, cifrándose en 557.000 millones de dólares, el nivel más desde 2004. La caída del año pasado se debió principalmente a las ventajas fiscales que concedió el gobierno de Trump a las empresas estadounidenses para repatriar beneficios que estaban colocados en otros países y en gran medida en paraísos fiscales.
El informe destaca, sin embargo, que este descenso se produjo a pesar del récord que alcanzaron las fusiones y adquisiciones transfronterizas protagonizadas por las multinacionales estadounidenses. Un contraste por consiguiente entre la política nacionalista de la Administración estadounidense y la de conquista exterior de las multinacionales de la superpotencia.
El total de la inversión extranjera directa en el mundo ascendió a 1,3 billones de dólares, con u descenso del 13%, pero afortunadamente los países en desarrollo aumentaron la recepción de estos capitales, un 2%, computando el 54% del total, ocho puntos más que el año anterior. Europa fue muy castigada por la política estadounidense, reduciéndose a la mitad la inversión directa procedente de otras economías, situándose en 172.000 millones de dólares. Irlanda y Suiza, que mantenían en depósito mucha tesorería de las corporaciones estadounidenses fueron los países con más pérdida de inversión directa, 66.000 y 87.000 millones respectivamente.
Persiste la ambición inversora de las multinacionales
Sin embargo las multinacionales de Estados Unidos fueron muy ambiciosas en la compra de activos europeos, invirtiendo el doble que un año antes, hasta 172.000 millones de dólares. Las europeas cuadruplicaron sus inversiones foráneas, a 119.000 millones de dólares. A pesar de este panorama, España obtuvo un gran resultado, siendo el quinto país del mundo desarrollado (China y Brasil le superan pero no computan como desarrollados) con más captación de inversión extranjera directa, 44.000 millones de dólares frente a 21.000 millones en 2017, cifra que sólo superaron Estados Unidos, Holanda, Reino Unido y Australia.
En cuanto a la clasificación de países por salida de capital para inversión directa en terceros, España ocupó el octavo lugar (13 si contasen China y Hong Kong, Singapur, Corea, Rusia), con 32.000 millones de dólares frente a 40.000 del año anterior, quedando por encima de esa cifra, Estados Unidos, Japón, Francia, Alemania, Holanda, Canadá y Reino Unido.Un dato relevante es que España ha cedido el segundo puesto en inversión en América Latina (tras Estados Unidos) a Holanda.