El máximo responsable de la Inteligencia de Estados Unidos, Daniel Coats, ha presentado el documento cuatrienal sobre la estrategia que debe seguir la Inteligencia de la hiperpotencia para no ver peligrar su dominio militar, político y económico del mundo. La National Intelligence Strategy (NIS) es la guía que deben aplicar de forma coordinada los 17 organismos (entre ellos la CIA) en los próximos cuatro años.
En esta ocasión se pone especial énfasis en la ventaja que ofrecen los avances tecnológicos para conseguir por parte de países sin grandes recursos una gran capacidad de destrucción, como puede ser a través de ciberataques. No obstante, el documento subraya que los grandes adversarios de Estados Unidos son Rusia y China, y especialmente Moscú por sus esfuerzos para incrementar su influencia en muchas regiones del mundo, prioritarias para Washington.
De China destaca su modernización del aparato militar y también su búsqueda de dominio económico y territorial en el Pacífico, aunque piensa que puede ser un aliado para frenar el desarrollo nuclear y balístico de Corea del Norte.
Dice el coordinador de las agencias de espionaje estadounidenses que China y Rusia desarrollan armamento de todo tipo contra satélites, incluyendo su inutilización, como forma relevante de debilitar y reducir la eficacia de las operaciones militares de Estados Unidos. El Espacio, que hace muy pocos años sólo estaba al alcance a las superpotencias, ahora se ha convertido en algo comercializable por un sector económico con muchos participantes. Esta es una gran precocupación de Washington ya que “muchos aspectos de la sociedad moderna, incluyendo nuestra capacidad para dirigir operaciones militares, se basan en el acceso y equipos espaciales”, apunta el informe.
La Inteligencia estadounidense subraya también que sus adversarios, en ningún momento habla de enemigos, tienen ahora, además de la ventaja del acceso a las nuevas tecnologías, un ambiente socioeconómico muy favorable para ganar y ejercer influencia. Destaca al respecto el debilitamiento del orden surgido tras la Segunda Guerra Mundial y la débil influencia que muestran los ideales democráticos de Occidente, amén de la tendencia aislacionista en algunos países del bloque occidental, y cambios en la economía global.
Estados Unidos, dice el documento, “se enfrenta a un crecientemente complejo e incierto mundo en el que las amenazas cada vez son más diversas e interconectadas”. Para ayudar a Washington a mantener su liderazgo mundial, el informe aboga por mejorar la cooperación entres los 17 organismos y potencia al máximo la innovación que ofrece la tecnología, en especial la aplicación de la inteligencia artificial sobre los millones de datos que se recogen diariamente. La guía añade que las agencias que se dedican al espionaje y contraespionaje tienen que mejorar su transparencia para que los ciudadanos confíen en ellas, buscando siempre la verdad y contarla cuando la encuentren.