Los jóvenes estudiantes españoles para sobrevivir en el extranjero hacen de au pair en una familia de acogida. Con la crisis es uno de los recursos más utilizados para sufragar parte de la estancia mientras se estudia. La propia Unión Europea lo promociona como alternativa en el portal europeo de la juventud cuando no hay un empleo digno. Esta actividad proporciona trabajo y experiencia y facilita conocer otras culturas. Existen varias agencias especializadas en España y en todo el mundo que intermedian entre los estudiantes y las familias.
A medio camino entre un trabajador y un estudiante
Hace 45 años cuando España se adhirió al convenio de Estrasburgo se consideraba que un au pair estaba a medio camino entre un trabajador y un estudiante. El Consejo de Europa ha elaborado un modelo de contrato para los jóvenes que desarrollan esta actividad, donde se estipulan las normas relativas a las obligaciones de las dos partes (la familia de acogida y el joven) en la fijación de las horas de trabajo, tiempo libre, dinero de bolsillo, etcétera. Para trabajar como au pair, una persona tiene que cumplir con varios requisitos que pueden variar en cada país: edad mínima de 18 años (excepción: Inglaterra con una edad mínima de 17 años), edad máxima: 26-30 años, soltero/a y sin hijos, experiencia con niños, certificado de salud, certificado de buena conducta sin antecedentes policiales. El horario de trabajo también depende del país y del contrato con la familia de acogida. En general, un au pair trabaja alrededor de 30 horas por semana, lo que incluye cuidar a los niños una o dos noches por semana. Tiene derecho a por lo menos un día libre por semana que tiene que ser un domingo una vez al mes.
El sueldo mínimo está fijado entre 200 y 400 euros mensuales, según el Consejo de Europa. Se abona también en caso de enfermedad o durante las vacaciones. En algunos países las familias de acogidas pueden deducir parte del sueldo del au pair contratado de los impuestos.
Se contempla una protección social adecuada
Hace 45 años se consideraba que la colocación au pair constituía en los Estados miembros un problema social importante, con implicaciones jurídicas, morales, culturales y económicas, que trascendía ampliamente los límites nacionales. Entonces se argumentaba que practicar esta actividad entraba en una categoría especial, que no era la de estudiante ni la de trabajador, pero que participaba a la vez de ambas y que, por lo tanto, era conveniente prever para estas personas disposiciones apropiadas. Entre ya se mencionaba una protección social adecuada, inspirada en los principios formulados contenidos en la Carta Social Europea.
Desde La Celosía recomendamos la lectura relacionada de:
Los estudiantes europeos exigen a Juncker que la Comisaria de Educación no pierda competencias
Miles de estudiantes abandonan la universidad al no poder pagar las tasas
Miles de becarios protestan con #TengoDerechoAMiBeca contra el ministro Wert