Los traspasos en el fútbol europeo se han convertido ya desde hace muchos años en una fuente de corrupción, con multitud de interesados en cobrar. No resulta extraño que este año se haya vuelto a batir el récord con más de 2.000 millones de euros en el mercado estival (el de invierno es menor), según los datos del Observatorio del Fútbol del CIES (Centro Internacional de Estudios del Deporte, con participación de Fifa), con sede en Suiza.
La Premier (liga inglesa) ha batido su propio récord y ha sido de largo la que más ha gastado, con 719 millones de euros, seguido de la italiana, con 405 millones. Los 383 millones de la francesa, también un máximo, superan por muy poco a los 373 millones gastados por los clubes españoles, siendo los clubes de fútbol alemanes los que menos han invertido, con 259 millones, a pesar de ser también una cifra récord.
El Real Madrid sobrevalora a Bale
Los diez primeros clubes en gasto acumulan el 49% del total, porcentaje nunca alcanzado hasta ahora, siendo el Real Madrid nuevamente el que bate los registros, con los 91 millones pagados por el galés Gareth Bale, que según un método de cálculo del CIES estaría muy sobrevalorado , al concederle un valor inferior a 50 millones.
Contrastan estas mareantes cifras, 3.000 millones el año pasado para 18.300 traspasos, con los 400.000 euros que se gastaron hace menos de 20 años, en 1995 cuando se permitió la libre circulación de jugadores en la UE, y con los 5 millones de euros que pagó el Barcelona por Maradona hace solamente 30 años. Todo ha cambiado desde que el fútbol pasó a manos de gánsteres, apropiándose de clubes y convirtiendo a los jugadores en mercadería controlada por sociedades o fondos de inversión. Los intermediarios, cuya titularidad muchas veces es opaca, se llevan casi el 30% de estas cifras.
Los traspasos son un robo, afirma la UEFA
Michel Platini, el presidente de la UEFA, promotor del fair play financiero, una regla que evita que los clubes gasten el dinero que no tienen, en muchos casos con el beneplácito de la Hacienda Pública y la Seguridad Social como en España, es rotundo: “Los traspasos son un robo”, ha declarado. “En mi época de jugador, cuando terminaba un contrato podía ir libremente a donde quisiera. Esa es una oportunidad para muchos jugadores de hacer dinero”, añade.
Tanto la UEFA como la FIFA están pensando en hacer algo para acabar con esta situación. “El jugador hoy en día es un producto más que un futbolista con mucha gente a su alrededor tratando de conseguir comisiones. Hay que encontrar una fórmula más sana”, insiste Platini.
La concentración de riqueza en pocos clubes, auspiciada en gran parte por un mal reparto de los derechos de televisión, y su capacidad para “robar” jugadores a rivales más modestos, hacen de la competición un farsa, eliminando la equidad mínima exigible en una competición. Una regulación de los traspasos con topes, al igual que en los salarios, parece inevitable si se quiere mantener viva la competición, y evitar la quiebra de muchos clubes. Presidentes megalómanos, cuyo principal exponente es el galáctico Florentino Pérez, o que están enriqueciéndose con el fútbol, como Sandro Rosell, son un peligro para el buen gobierno del deporte.
Los futbolistas denunciarán las cláusulas de rescisión
El sindicato internacional de futbolistas, Fifpro, considera que todo el sistema actual de traspasos no es legal. Esta agrupación ha creado un comité con el objetivo de recabar datos y argumentos jurídicos que le permitan interponer una denuncia ante la Comisión Europea del sistema de traspasos, del que rechazan las cláusulas de retención. El bochornoso ejemplo ofrecido por un club histórico como el Manchester United y el jugador Ander Herrera, en el que han sido utilizados el Athletic, de forma pasiva, y el futbolista, con complicidad ingenua, para finalmente poder fichar a un tercero de manera más económica, es una buena muestra de la perversión e inmoralidad reinante en el fútbol de elite aprovechando que los socios de los clubes no están organizados.
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