Los abusos de las empresas farmacéuticas en el precio de medicamentos vitales, como los que actúan frente a la diabetes, la hepatitis o cánceres, han llegado a tal grado que los políticos se han visto forzados por la opinión públicas y las asociaciones de consumidores y enfermos a dar la batalla, en algunos casos con más voluntad que en otros, tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea.
En California, los electores además de votar en las presidenciales, son consultados sobre una proposición para limitar el gasto del Estado en medicamentos con una regulación del incremento de precios de los medicamentos más caros, una ley duramente contestada por el lobby farmacéutico, que ha gastado más de 100 millones de dólares en hacer lobby y en campañas en los medios de comunicación para justificar los elevados precios de los medicamentos. Todo apunta a que perderán la votación los laboratorios.
Además, la presumible ganadora, Hillary Clinton, se verá forzada a cumplir con las promesas electorales de combatir esta lacra. Unas promesas que recogió de su contrincante en la candidatura de los Demócratas, Bernie Sanders, un ariete de primer orden contra el baluarte farmacéutico. Sanders ha llevado a cabo en las últimas semanas una campaña activista contra lo que el considera un cartel de la insulina, formado por Eli Lilly, Novo Nordisk y Sanofi. El periódico Washington Post ha publicado hace 10 días un reportaje en el que se informa de que los precios de la insulina no han cesado de aumentar en los últimos 15 años.
La venta de insulina es un negocio fabuloso por el carácer endémico de la diabetes. En el reportaje se dice que Eli Lilly vende ahora una insulina por 255 dólares cuando hace 20 años lo hacía por 21 dólares, una subida del 700% tras el ajuste de la inflación. Las empresas farmacéuticas sacan al mercado nuevas variedades, que no influyen significativamente en el efecto médico, pero les permite subir los precios. La francesa Sanofi vende en la UE la insulina Lantus al equivalente de 70 dólares y en Estados Unidos a 450 gracias a los impedimentos para importar medicamentos.
Sanders critica las barreras aduaneras que existen para los fármacos y está movilizando a los inversores contra los abusos de las empresas farmacéuticas. Una carta suya al laboratorio Ariad pidiendo explicaciones por la cuarta subida en un año del precio de Iclusig, que sirve para tratar la leucemia, se filtró y causó el hundimiento de la cotización en Bolsa, con una caída del 15%. El anuncio por parte de Hillary Clinton de que atacará estos abusos ha influido en la fuerte caída este año del índice bursátil de las empresas de biotecnología.
Ante esta situación, el Pharmaceutical Research and Manufacturers of America (PhRMA), el principal lobby farmacéutico de Estados Unidos ha pedido a sus socios 100 millones de dólares anuales suplementarios ( el año pasado gastaron 240 millones) para convencer a políticos y ciudadanos que los medicamentos innovadores son fuente de vida y salen al mercado tras grandes inversiones en investigación.
En Europa, aún estando los cuidados médicos mucho más controlados por el carácter público universal de la mayoría de los modelos sanitarios. Los enormes costes de medicamentos contra la hepatitis como los de la biotech estadounidense Gilead, que se ha visto obligada por presiones y reputación a bajar más de un 50% el precio del tratamiento que no obstante supera los 15.000 euros, han hecho reaccionar a los políticos. Estos, incapaces por la presión pública de limitar por más tiempo la cobertura sanitaria, con la justificación, entre otras razones, de la pésima situación de las finanzas públicas, piensan en detener la codicia de las farmacéuticas con leyes.
Propuesta del Parlamento Europeo para mejorar el acceso a los medicamentos
La eurodiputada socialista española, Soledad Cabezón Ruiz. Presentó hace un mes en la comisión de salud pública del Parlamento Europeo la propuesta e informe sobre las opciones de la Unión Europea para mejorar el acceso a los medicamentos. En la proposición se pide un fortalecimiento de la capacidad de negociación de los Estados miembros en lo que atañe a precios, también a la Comisión Europea se le reclama que promueva la investigación y desarrollo por motivos de necesidad de los pacientes y la puesta en marcha de una plataforma pública europea de I+D financiada con los beneficios conseguidos por las farmacéuticas con la facturación al sector público.
Otros elementos que aborda la proposición que debe aprobar el Parlamento es la de analizar las incidencias de la política mantenida sobre la propiedad intelectual y la exclusividad y una mejor reglamentación de estos temas. Reclama también a la Comisión que proponga leyes sobre los medicamentos huérfanos, evaluación de las tecnologías de la salud y sobre todo de la transparencia de los procedimientos para la determinación de los precios y del reembolso de los medicamentos. Sobre esta transparencia, el año pasado se retiró una propuesta bloqueada por el Consejo. Esta vez los grupos de presión de la industria lo van a tener más difícil.