El fundamentalismo no sólo procede del Islam, sino también de iglesias cristianas en cuyo credo reina la homofobia, el patriarcado y el rechazo a la igualdad de género, tal como explica en esta tribuna la periodista alemana Bettina Ruhl. El último líder político fundamentalista, apoyado por sectas religiosas cristianas, que llega al poder en un país de gran potencia, como es Brasil, es Jair Bolsonaro.