La patraña de la homeopatía que dura ya desde el siglo XVIII está siendo desvelada por bastantes gobiernos, como el de Australia o Reino Unido, que han publicado informes demoledores de las autoridades sanitarias en contra de esta práctica de curanderismo, inventada en 1796 por un iluminado, Samuel Hahnemann. Ahora le ha tocado el turno a Estados Unidos, en donde la Federal Trade Commission (FTC), la institución que se encarga de aprobar lo que puede ser vendido protegiendo al consumidor, ha decidido acabar con los fraudes publicitarios y de etiquetado de los productos homeopáticos, defendidos por grupos de interesados como los fabricantes y farmacéuticos, que no quieren perder negocio, al igual que los propios galenos que se dedican a esta vergonzosa práctica propia de sociedades ignorantes y crédulas.
La FTC ha decidido acabar con el fraude exigiendo a los fabricantes de productos homeopáticos que indiquen claramente que no están validados por ninguna base científica ni pueden probar su eficacia. Cuando los ingleses hicieron su informe, el director del Royal London Homeopathic Hospital, Peter Fisher, no se ruborizó al declarar que para que la homeopatía hiciera efecto era muy relevante que las soluciones fueran agitadas. Cuando un miembro del comité que hizo el trabajo le preguntó con sorna cuanta agitación se necesitaba para tener la seguridad de que fuera efectiva, Fisher brillantemente cínico contestó que este punto no había sido todavía suficientemente investigado. Sin comentarios.
Tras un informe en el que participaron todas las partes interesadas, escépticos y partidarios, incluyendo Omeoimprese, la asociación de empresas italianas de homeopatía, la comisión por unanimidad decidió que a partir de ahora, toda la homeopatía que quiera venderse en las farmacias estadounidenses, y que no pruebe con igual procedimiento científico que los medicamentos de la industria farmacéutica , tendrá que dejar bien visible un mensaje que diga que no existe ninguna prueba científica de la eficacia del producto y que lo que se alega funcionalmente se basa únicamente en teorías de hace tres siglos, que no son admitidas por la mayoría de los médicos actuales. Además, advierte que no se puede intentar rebajar esta advertencia con declaraciones de consumidores de homeopatía que traten de reforzar al producto.
Ana Mato elaboró un proyecto de orden que está en el congelador
En Francia, la Agencia Nacional de Seguridad del Medicamento ha tenido que salir al paso con una nota la semana pasada para recordar que “ningún medicamento homeopático puede considerarse como una vacuna contra la gripe”. Una nota que avergüenza, pero hay que tener en cuenta que en Francia hay mucho negocio en torno a la todavía llamada ‘medicina natural’. En Europa los productos medicinales homeopáticos están reguladas por una directiva europea, 2001/83, que también concierne a los productos farmacéuticos, y los homeopáticos son autorizados por las respectivas agencias nacionales tras evaluar un informe. En España todavía hay universidades que llevadas por el negocio montan cursos de posgrado sobre esta superchería, entre ellos uno de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, otros han desaparecido tras una campaña que denunciaba esta vergüenza y dañaba la reputación de las universidades.
No es de esperar que el gobierno de España de Mariano Rajoy intervenga para combatir el fraude homeopático, teniendo en cuenta además que la ex ministra Ana Mato elaboró un “proyecto de orden para determinar los criterios mínimos y el procedimiento para adecuar los medicamentos homeopáticos comercializados al amparo de la disposición transitoria segunda del Real Decreto 2208/1994”, cuya memoria es un despropósito de racionalidad y que ha quedado guardada en un cajón.