La Unión Europea acaba de publicar el anuario estadístico sobre la agricultura, ganadería y pesca, en el que desgraciadamente se muestra a España como el país con mayor consumo de pesticidas del conjunto de los 28 países. El libro recoge los datos más recientes, que corresponden al año 2013, en el que se registró un consumo de 360.000 toneladas, con España encabezando ese consumo, con el 19,5%, por delante de Francia (18,7%), Italia (13,8%) y Alemania (12,3%). Estos cuatro países figuran siempre entre los de mayor consumo en todos los grupos diferentes de productos químicos venenosos utilizados, que son divididos en 6 activos: Fungicidas y bactericidas, Herbicidas, Insecticidas, molusquicidas, reguladores del crecimiento de plantas y otros productos protectores.
Si se toma en consideración los de más utilización, que son los fungicidas y bactericidas, que representan el 42% del total, España ocupa la segunda posición a muy poca distancia de Italia y por encima de Francia. En el grupo de herbicidas, el sector agropecuario español es el tercero de la Unión Europea con más uso, por detrás de Alemania y Francia, pero por delante de Reino Unido. Donde los agricultores españoles tienen menos reparo a utilizar la química es en el grupo de insecticidas, en razón también del peso del sector frutícola, pero resulta alarmante que en España se vendan 6.695 toneladas de insecticidas, triplicando el uso del segundo y el tercer país, que son Francia e Italia, país de mucha fruta también. En molusquicidas, utilizados contra los limacos, caracoles y moluscos, superan a España por mucha diferencia Francia, Reino Unido y Alemania, ocupando la cuarta posición.
No explica el libro estadístico las razones por las que España en el concepto de otros, cajón de sastre de muchos productos, alcanza las 17.262 toneladas, casi tres veces más que Italia y cinco veces más que en Francia. En términos de pesticidas utilizados por área de cultivo, España ocupa el cuarto lugar (con una cantidad notable, 3 kilogramos por hectárea), tras Holanda, Béligica e Italia, descontando el caso singular de Malta, con muy poca superficie de cultivo, que multiplica por cuatro la cantidad de química consumida respecto a España por área cultivada, siendo la mayor parte de la sustancia utilizada el azufre.
Estas preocupantes cifras de utilización de química se contrarrestan en cierta medida con los buenos datos que registra España en tierra dedicada a producto orgánico, siendo el país líder de la Unión Europea, con 1,6 millones de hectáreas, lo que representa el 16,6% del total. La estadística en este caso incluye las tierras reconvertidas y las que están en proceso, sin desagregar ambas. La diferencia de España respecto al segundo, Italia es de 300.000 hectáreas, y cerca de 600.000 con Alemania y Francia. También ha sido el cultivo ecológico español el que más ha aumentado de entre los grandes países agrícolas, entre 2013 y 2014,últimos años recogidos, con un 6,2%.
Si se toman las cifras de porcentaje de la tierra de cultivo dedicada al orgánico, que en la media europea es del 5,9%, con un crecimiento de una décima, España ocupa el puesto undécimo. Estonia, Suecia y Austria dedican el 16% de la tierra cultivada al producto ecológico, y Letonia, Italia y República Checa superan el 10%, mientras que en España no llega al 8%, lo que da idea de su potencial de crecimiento.
En ganado tratado ecológicamente, España se posiciona bastante mal. En vacuno ocupa el puesto 18 con menos del 3% del total de reses de la cabaña del país, mientras que los países líderes, como Suecia y Austria se acercan al 20%. En vacas lecheras aún es peor, ocupando el puesto 22, con menos del 1% en explotaciones orgánicas, con Austria cerca del 17%, y Francia, acercándose al 5% e Italia, al 3%, a modo de referente.
Lamentable es la situación del cerdo, del que España es el segundo productor de la Unión Europea tras Alemania, con mucha diferencia sobre el resto. En materia ecológica, solamente Rumania, Chipre, Malta y Bulgaria están peor, siendo inapreciable (menos de 7.000) el número de cerdos criados de manera ecológica, mientras que en Alemania es el 15%. Los ganaderos españoles de ovejas y cabras, que son los segundos de la UE, tras Reino Unido, tampoco despuntan en crianza orgánica en términos relativos, sí en absolutos, donde son cuartos con casi medio millón de unidades y un crecimiento notable, del 10,8%. En términos relativos ocupa el puesto 13, con algo más del 2%, frente a un porcentaje del 15% en Alemania, y superior al 30% en el líder, Austria, que ocupa la primera posición en todas las categorías de crianza animal.
España tiene el 12% de los productores orgánicos y de procesadores de estos productos
Hay un dato optimista y es que quienes se dedican al campo sí parece que tienen claro el potencial y la necesidad de orientarse hacia el cultivo y crianza ecológica. Así, de algo más de un cuarto de millón de productores orgánicos, España cuenta con el 12% del total (30.500 productores), en segundo lugar tras los italianos, que son el 18% y delante de polacos, franceses y alemanes. En términos porcentuales, el porcentaje de activos orgánicos sobre el total de los activos agrícolas de un país es en España de algo más del 2%, en el puesto 14, y lejos de austriacos, nórdicos, alemanes y franceses. Una clasificación similar cuando se tiene en cuenta el tamaño de la explotación media dedicada al cultivo ecológico, que en España está en torno a las 20 hectáreas, menos de la mitad que en Francia, la cuarta parte de la de Reino Unido y seis veces menor que en la República Checa. No obstante, en España al igual que en la mayoría de países tiene más hectáreas el terreno dedicado al cultivo orgánico que el de cultivo general.
En cuanto a los procesadores de materia prima orgánica, un total de 38.000 en la Unión Europea, España muestra la fortaleza de su industria agropecuaria, con casi 4.200, el mayor número tras Italia y Francia, que duplican la cifra española, aunque Alemania no ha ofrecido datos. En frutas y vegetales, los productores orgánicos españoles ocupan la segunda plaza, y en panadería y harinas, el tercer lugar, misma posición que en carnes.
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