Por vez primera se ha publicado un amplio informe sobre la realidad de los atentados terroristas perpetrados por fanáticos yihadistas en Europa y Norteamérica desde que se proclamara el califato del llamado Estado Islámico el 29 de junio de 2014 hasta el pasado mes de junio de este año, que desvela cifras que reflejan la verdadera dimensión de este fenómeno terrorista en Occidente.
El informe, ‘Fear Thy Neighbor. Radicalization and Jihadist Attacks in the West’ es fruto de la investigación profunda realizada por tres investigadores, Lorenzo Vidino, Francesco Marone y Eva Entenmann, en el marco de colaboración del Programa sobre Extremismo de la universidad George Washington y el International Centre for Counter-Terrorism (ICCT), un think tank con sede en La Haya.
A pesar de que 7.700 combatientes occidentales acudieron a la llamada del Daesh para unirse a otros 35.000 radicales islámicos originarios de más de 120 países en la guerra santa, los hechos recopilados en este estudio permiten reducir el temor instalado en las sociedades occidentales, propiciado por ser un fenómeno terrorista nuevo, el poderío militar, real o no, que los medios de comunicación han otorgado al Estado Islámico y el gran número de ciudadanos europeos que éste ha conseguido atraer a su causa.
El informe ha identificado 51 ataques terroristas exitosos en Europa y Norteamérica en tres años junio 2014-2017, algunos de ellos con operaciones coordinadas, como los de noviembre de 2015 en París y otros realizados en solitario. El perfil de los 65 terroristas que han sido identificados como autores de estos atentados es muy poco homogéneo.
El número de países donde se produjeron los hechos es muy pequeño, sólo 8, siendo Francia el que más ataques ha sufrido (17), seguido de Estados Unidos (16), Alemania (6), Reino Unido (4), Bélgica (3), Canadá (3) y los nórdicos Dinamarca y Suecia, con un ataque cada uno. Continentalmente predominan en Europa, un 63%, y el resto en Norteamérica. En estos atentados hubo 395 muertos y no menos de 1.549 heridos, excluyendo a los terroristas que causaron las matanzas.
Aunque con estas cifras sale una media de 7,7 muertes por ataque, el nivel de violencia varía considerablemente entre unos y otros. En Francia, en 17 atentados han muerto 239 personas, mientras que en Estados Unidos, en 16 atentados los muertos fueron 76. En contra de lo que se piensa no son tan jóvenes los terroristas ya que la media de edad de los atacantes es de 27,3 años y casi una tercera parte superaban la treintena. Solamente 5 de los atacantes eran menores de edad cuando se produjo el atentado. Otra realidad que difiere de lo que piensa la gente en general es que la presencia de mujeres es mínima, ya que sólo el 2% de los 65 terroristas eran mujeres.
El 57% de los terroristas tenían antecedentes penales
También choca saber que el 73% de los atacantes eran ciudadanos del país en el que cometieron el atentado, mientras que un 14% tenían la residencia legal o la estancia en regla. Sólo un 5% estaban registrados como refugiados o demandantes de asilo, y el 6% eran ilegales sin papeles. Convertidos al Islam los había y en una proporción alta, el 17%, y en un porcentaje más alto lo eran los que perpetraron los ataques en Norteamérica.
La criminalidad estaba ya latente en la mayoría de estos terroristas, desvelando el estudio de que un 57% tenían antecedentes penales. En contra de lo que se oye en tertulias, son minoría, el 18%, los terroristas que han atacado en Occidente y antes habían batallado en los diferentes frentes del califato, aunque este grupo es el que ha cometido los atentados más letales. Aunque el 63% de los terroristas habían mostrado, antes o durante el ataque, lealtad a grupos yihadistas, casi siempre al Daesh, apenas el 42% de los terroristas tenían una clara conexión operativa con organizaciones yihadistas. Estos porcentajes encajan con el hecho de que el Estado Islámico haya reivindicado el 38% de los atentados, aunque sólo el 8% fueron cometidos por terroristas, que actuaban bajo sus órdenes. En un 26% de los atentados, los terroristas actuaron influidos por los mensajes del Estado Islámico, pero la mayoría, el 66% de los ataques fueron obra de individuos que actuaron de manera independiente, aunque tuvieran alguna forma de conexión con organizaciones radicales.