El cierre de sucursales de bancos y cajas ha sido brutal durante la crisis. Entre 2008 y 2016 desaparecieron 17.000, el 40% del total, y el año pasado fue de los peores para los clientes y empleados ya que desaparecieron 2.280, lo que da una media de seis diarias. Sin embargo esta gigantesca reestructuración del sector hacia la banca online no ha supuesto un descenso de uno de los instrumentos fundamentales de la banca a distancia, los cajeros automáticos, que históricamente se han colocado dentro o fuera de las oficinas.
El Banco de España acaba de publicar su informe anual sobre sistemas de pago en el que se informa que a finales de 2016 el número de cajeros en España ascendió a 49.958, lo que representa un ligero crecimiento (0,2 %) respecto al año anterior. Tampoco se ha resentido por el comercio electrónico el número de terminales punto de venta (TPV) que tienen los comercios y otros establecimientos para el pago con tarjetas, ya que su parque experimentó un crecimiento mayor (4,1 %), aproximándose a 1,7 millones.
Los cajeros comienzan a ganar presencia en centros comerciales, gasolineras, aparcamientos, aeropuertos, lugares públicos, etcétera, y las terminales punto de venta aumentan en número ante la creciente utilización de las tarjetas de crédito y débito. El número de tarjetas en circulación creció un 6,6 % en 2016 con respecto al año anterior, siguiendo así la tendencia iniciada en 2015 cuando ya la economía estaba en franca mejoría. De este modo, a finales de 2016 el parque de tarjetas emitidas en España ascendía a 74,5 millones, de las cuales 48,7 millones eran de crédito —con un incremento del 8,8 %, muy por encima de la tasa registrada en 2015—, y 25,8 millones, de débito. Estas últimas presentaron un crecimiento del 2,7 %, similar al registrado en 2015.
Tanto el volumen como el valor de las operaciones de compra realizadas en España con tarjetas españolas aumentaron en 2016, alcanzando aproximadamente los 3.046 millones de operaciones, con un importe global superior a los 124.406 millones de euros. Estas cifras representan un 13,4 % y un 10,7 % de incremento sobre el año anterior, respectivamente. Se mantiene así la tendencia que ha venido observándose en los últimos ejercicios, con un creciente uso de esta modalidad de pago en detrimento del dinero físico. Ya es muy común pagar en España con tarjeta cantidades muy bajas, algo que sorprendía hace años cuando se observaba esta costumbre sólo en el extranjero.
Aunque la evolución del importe total de las operaciones realizadas con tarjeta siguió un perfil similar al del gasto en consumo privado de los hogares, sus tasas de crecimiento fueron mayores, lo que pone de manifiesto su uso creciente para canalizar los pagos relacionados con el consumo. El importe de las compras en TPV representa ya el 20% del total del gasto en consumo privado de los hogares, habiéndose duplicado en 15 años.
El aumento de la confianza en el pago con ‘plástico’ por parte de la sociedad española se debe fundamentalmente al bajo nivel de fraude. Según la memoria del Banco de España, el año pasado se produjeron 888.000 operaciones fraudulentas con tarjetas emitidas en España, por un importe en el entorno de los 56 millones de euros. Aunque estas cifras puedan parecer abultadas a simple vista, en términos relativos son bajísimas: unas tasas de fraude del 0,021 % en número de operaciones y del 0,022 % en términos de importes.
Menor fraude en el pago por internet
El Banco de España constata un descenso en el fraude en operaciones realizadas por internet en importe, pero un aumento en el número de operaciones fraudulentas. También ha descendido el fraude en las operaciones realizadas a distancia, en canales distintos a internet, como puede ser el teléfono o el correo electrónico. La tasa de fraude en importe es del 0.287% (0,164% en internet).
En cualquier caso, el Banco de España advierte que las operaciones no realizadas in situ son las que registran la mayor incidencia de fraude. Así, del total de operaciones fraudulentas, el 69 % corresponde a la operativa a distancia, frente a un 28 % en comercio físico y un 3 % en cajeros. En términos de importe, el fraude en las compras a distancia supone un 64 %, seguido del realizado en TPV físicos (28 %) y en cajeros automáticos (8 %). En cuanto a operaciones fraudulentas son las de compra realizadas en el extranjero con tarjeta las que tienen una mayor tasa de fraude, aunque siempre en porcentajes bajísimos.