La infiltración de grupos del crimen organizado en la industria afecta cada vez más al bienestar de los ciudadanos. Su implicación en fraudes (seguros de salud o falsificación de medicamentos), aumenta los gastos de asistencia sanitaria que paga el contribuyente. Pero más allá de los impactos directos, existen una multitud de vínculos indirectos que perjudican a la población. El aumento de los niveles de corrupción a gran escala, relacionados con la delincuencia organizada, se ha traducido en una menor prestación de servicios, según refleja el informe ‘El crimen organizado como una amenaza transversal al desarrollo’ (‘Organized crime as a cross-cutting threat to development’) publicado por The Global Initiative.
En el informe se denuncia tanto el desvío de fondos de los programas de gobierno, como la trata de personas y la explotación infantil, con un testimonio estremecedor sobre la multimillonaria industria del cacao. Sus autores documentan entre las consecuencias negativas la necesidad de aumentar el gasto en seguridad, presupuesto que detraen los gobiernos de partidas destinadas a la atención de la población.
De la corrupción a la trata de personas
Algunos países informan de la infiltración de grupos del crimen organizado directamente en el cuidado de la salud, lo que reduce la viabilidad de todo el Sistema Nacional de Salud. El impacto del uso de estupefacientes, en particular, ha ejercido una considerable presión sobre los sistemas de salud de muchos países, que no están preparados para hacer frente a la carga de prevención, tratamiento y atención. El uso de drogas inyectables, como la heroína, causa un aumento en la tasa de enfermedades de transmisión como el VIH / SIDA y hepatitis, entre otras. Esto es particularmente agudo en poblaciones de bajos ingresos, marginadas y afectadas por la pobreza.
La industria del chocolate, con unos ingresos cifrados en más de 102.000 millones de dólares en Estados Unidos, utiliza mano de obra infantil (hasta 1,8 millones de niños) en África Occidental, que proporciona más del 70% de cacao del mundo. Algunos niños se ‘venden’ a los traficantes o dueños de la granja, en la que trabajan, con sólo 10 años, durante 12-14 horas al día con pocos descansos, sin apenas agua y alimentos. Se ven obligados a llevar pesadas bolsas de granos de cacao a través de largas distancias y están expuestos a los pesticidas y otros productos químicos agrícolas peligrosos sin la protección adecuada. Casi todos los niños muestran las cicatrices y las heridas de los machetes utilizados para recortar las plantas.
Una seria amenaza el desarrollo sostenible
El crimen organizado amenaza el desarrollo sostenible, según concluye este informe, que menciona documentos políticos clave como la Agenda de Desarrollo Post-2015, así como el informe del Grupo de Trabajo Abierto los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, en su informe de síntesis también destaca el crimen organizado como uno de los principales factores que afectan a la estabilidad, que obstruyen el desarrollo económico y el comercio legítimo. Abordar el impacto de la delincuencia organizada en sectores clave del desarrollo, como la salud, la conservación de los océanos, la conservación de la fauna, la gestión sostenible de los recursos naturales y en el gobierno se ha convertido en una prioridad urgente.
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