Cuando Dalí pinta Leda atómica, se encuentra al final de un proceso de cambio iniciado en los años 40. La inspiración que la ciencia brinda al artista llega a su máxima expresión cuando decide aplicar patrones científicos en la composición de sus obras. Dicha pintura es un ejemplo excelente de ello: en ella, todo flota, todo se halla en suspensión, igual que las partículas subatómicas en el interior de un átomo. Asimismo, la física nuclear está en la base inicial de su transformación artística. Leda atómica supone el inicio de su período místico-nuclear, en el que combina sus sentimientos religiosos con los avances relacionados con la fisión y la fusión nuclear.
El miedo que Salvador Dalí experimentó con la noticia de la explosión atómica de 1945 se convirtió en el motor de muchos de los paisajes pintados en su periodo estadounidense. Presentada por primera vez en 1947 y finalizada en 1949, Leda atómica es la pintura que representa, en el conjunto de su trayectoria, el paso hacia su etapa conocida como “mística nuclear”.
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