Aunque hubo serias dudas sobre el interés de los consumidores por el reloj inteligente de Apple cuando la marca californiana decidió atacar en este segmento de la tecnología en 2005, no cabe ya la menor duda que la todavía joven multinacional, apenas supera los 41 años desde su fundación, parece haber conseguido imponer este artilugio en el universo Apple, con unas ventas en el último trimestre del año pasado, apoyadas por su nuevo modelo, Apple 3, de alrededor de 8 millones de unidades, convirtiéndose en el líder mundial sin que todavía marcas como Samsung, Huawei o LG.
La cifra de Apple sorprende más todavía si se la compara con la de la industria relojera mundial por excelencia, la suiza, que en su conjunto no llegó siquiera a alcanzar los 7 millones de unidades vendidas, y en la que ya poderosos grupos, como Swatch, que incluye desde marcas de lujo, Omega, a mecanismos de electrónica, ya ha comenzado a vender relojes inteligentes, un tercio más baratos que el último modelo de Apple, que cuesta casi 400 euros.
La evolución de las ventas del reloj de Apple que proporciona Canalys, una compañía de investigación de mercado, indica que en el último trimestre Apple duplicó las ventas del tercer trimestre, marcando una evolución al alza que parece indicar que este artilugio tiene ya mucha demanda, y que debería fortalecerse una vez que Google trabaja en este campo en colaboración con otras marcas. Apple tiene un tercio del mercado mundial de relojes conectados, que se acerca a los 50 millones de unidades.
La venta de relojes suizos sólo repunta en la gama alta
Se supone que el próximo paso que darán los suizos para ganar su cuota parte más en valor que en unidades será la de penetrar con marcas de lujo, ofrecer un objeto conectado que remarque un estatus social. Según los datos aportados por la asociación de la industria relojera helvética correspondientes al mes de diciembre, las unidades vendidas en todas las categorías, incluyendo las de lujo de oro, ascendieron a 2,123 millones, un 13,5% menos, con un valor de 1.575 millones de francos suizos, cerca de 1.350 millones de euros. Solamente en la gama de relojes que se mueven en precios de entre 500 y 3.000 francos suizos, y de los de más de esta última cifra, hubo un incremento de las ventas.
Los suizos tendrán que considerar si quieren dar la batalla en un objeto que es reloj de manera subsidiaria, pero que sí se lleva en la muñeca, y es en ese punto donde podrán enseñar su fortaleza, y ésta se encuentra en el peso de las marcas, donde algunas de ellas, Montblanc, TAG Heuer o Breitling ya han sacado modelos, pero obviamente nunca el gran público pagará el precio al que se venden. En los años noventa del siglo pasado, Swatch consiguió dar la batalla y la ganó a los fabricantes japoneses, que habían desarrollado la nueva tecnología de cuarzo en los años setenta, destrozando el oficio del maestro mecánico relojero. El problema es que entonces se trataba de objetos para dar la hora, relojes, y ahora se trata de objetos no para dar la hora sino para llevar en la muñeca. Hay que cambiar la mentalidad.