Las grandes potencias de la Unión Europea, Alemania, Francia e Italia, ya que Reino Unido ha quedado fuera de facto de cualquier iniciativa comunitaria, han decidido salir a la palestra en el nuevo marco geoestratégico proteccionista que alienta el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Los ministros de Economía de estos tres países han escrito una carta a la comisaria de Comercio de la Unión Europea, Cecilia Malmström, que no se ha hecho pública por parte de la Comisión, pero sí ha sido filtrada a medios como la agencia Reuters o el diario alemán, Handelsblatt.
Alemania, Francia e Italia reclaman en la carta que la Unión Europea se dote de instrumentos legales que sean ágiles para bloquear inversiones extranjeras en empresas de los países miembros de la UE, que se realizan para adquirir tecnología avanzada o competir deslealmente, ya que algunas de esas inversiones proceden de países que no mantienen la libertad de mercado que rige en la UE. El tratado de Lisboa retiró a la Unión Europea competencias sobre la inversión extranjera directa en el capital de las empresas.
Al respecto, las potencias europeas sugieren que Bruselas pueda bloquear compras de empresas europeas por inversores extranjeros que cuentan con apoyo estatal (obviamente se piensa en China y otros emergentes, como India) o adquisiciones de compañías que intervienen en programas de financiación pública. Otra solución sería la de imponer condiciones drásticas a esa compra con vigilancia de su cumplimiento.
Hasta ahora, los propios países de la Unión pueden bloquear y prohibir inversiones, pero solamente si amenazan la seguridad o el orden público, y lo que ahora se reclama es protección frente al extranjero por motivos económicos y competitivos. Como primera exigencia, Roma, París y Berlín, ponen sobre la mesa el concepto de falta de reciprocidad como justificante de ese bloqueo, ya que muchas empresas de la Unión Europea encuentran serias limitaciones para poder adquirir empresas o acceder a mercados extranjeros, como es el caso de China, aunque en ningún momento citan a país alguno. Hay países extranjeros donde está prohibida la inversión de foráneos en sectores determinados o es obligatorio buscar un socio local para realizar la inversión.
China ha conseguido posicionarse ya en casi todos los sectores con productos de alta tecnología, procedente ésta en gran medida de la compra de empresas extranjeras o sencillamente de la copia de patentes, encontrando los titulares de éstas con serios problemas para impedir su uso, al menos en la propia China.
La inversión china en empresas europeas se ha disparado un 77% en 2016
Mientras Francia ha sido siempre un caladero difícil en el que pescar para países terceros, ya que cuenta con un arsenal legal y burocrático con una gran capacidad de disuasión, no ocurre lo mismo con Alemania, país que se ha enfrentado en los últimos tiempos a la voracidad de la inversión china. Midea, una empresa del coloso asiático, ha conseguido comprar Kuka, el fabricante germano de robots industriales, y Estados Unidos salió en socorro de la fabricante alemana de semiconductores, Axitron, al denegar la venta de la filial estadounidense al grupo chino Grand Chip Investment, y posteriormente Berlín bloqueó la venta tras ver la reacción de Washington.
La inversión directa de China en el mundo se disparó un 40% el año pasado, acercándose a los 200.000 millones de dólares, según el estudio que publican anualmente el Instituto de Estudios de China (Merics), con sede en Berlín y el grupo Rhodium, consultora especializada en China e India. En la Unión Europea aumentó aún más, un 77%, superando los 35.000 millones de euros, absorbiendo Alemania el 31% de la inversión. Por el contrario, la inversión directa en China por parte de europeos cayó por cuarto año consecutivo y apenas sumó 8.000 millones de euros.
La Comisión Europea tiene bloqueada por motivos de competencia y se ha dado de plazo hasta el 15 de marzo para aprobar o no la compra de la multinacional suiza Syngenta por parte de la china ChemChina a través de su filial Adama. La empresa china ha ofrecido 43.000 millones de dólares para hacerse con la empresa europea de semillas y pesticidas. Bruselas tiene jurisdicción en materia de competencia sobre empresas de Suiza y de los países del Espacio Económico Europeo que operan en la UE.