El número de combatientes extranjeros que se han desplazado a Irak y Siria para unirse al Estado Islámico y otros grupos extremistas violentos se ha duplicado en poco más de un año, según expertos de inteligencia del Grupo Soufan. Los combatientes procedentes de Europa Occidental aumentan pero no tan rápido como los de Rusia, cifrados en 2.400, datos no oficiales, y las ex repúblicas soviéticas; mientras que se mantienen sin variación los de Estados Unidos, estimados en 250 al igual que los de España. El incremento de mercenarios de 81 países sugiere a los analistas que no han tenido éxito los esfuerzos de los gobiernos para contener el flujo de efectivos ‘contratados’ por los grupos extremistas. Un nuevo informe recién publicado por el Grupo Soufan (TSG) ofrece una visión actualizada de quiénes son los combatientes y de dónde vienen.
En Irak y Siria se calcula que han entrado de 133 a 250 combatientes españoles, según se manejen fuentes oficiales o no oficiales. Los mercenarios procedentes de España quedan por debajo de los 470 censados oficialmente por el gobierno de Bélgica pero superan ampliamente a los efectivos procedentes de Dinamarca, Finlandia y algunos países de América Latina. Resulta llamativo que fuentes no oficiales mencionen 1.700 combatientes procedentes de Francia, país que no aporta ningún dato oficial. Las autoridades francesas investigan cuántos se convierten en potenciales enemigos al regresar al país. La alerta se ha disparado tras los brutales actos terroristas cometidos en París. La motivación de las personas para unirse a grupos extremistas violentos en Siria e Irak es más personal que política, pese a que la propaganda del Estado Islámico se centra en la venganza de las víctimas civiles derivadas de los ataques desde países occidentales. “Una búsqueda de identidad y arraigo, aventura y amistad son las principales razones de las personas para unirse al Estado islámico”.
El poder seductor de las redes sociales
para captar nuevos combatientes
La entrada como combatientes en el Estado Islámico se produce principalmente a través de familiares y amigos que juegan un papel importante a la hora de reclutarles. Pero también se ha hecho patente el poder seductor de las redes sociales para captar nuevos combatientes, lo que presenta un reto importante para las agencias de seguridad de estos países que deben evaluar la amenaza que representan una vez que regresan del combate. En junio de 2014, el Grupo Soufan identificó aproximadamente a 12.000 combatientes extranjeros en Siria procedentes de 81 países. Año y medio después calcula que hay cerca de 31.000 en Irak y Siria. Informes de inteligencia de Estados Unidos calculan que el número de combatientes extranjeros sólo en Siria supera los 30.000 procedentes de más de 100 países. Los analistas no saben explicar de manera fidedigna el paulatino aumento de los combatientes extranjeros procedentes de Rusia y Asia Central. Por un lado lo achacan a la decisión de Rusia de involucrarse directamente en la guerra civil siria. Sin embargo, Rusia comenzó el lanzamiento de ataques aéreos en Siria el pasado octubre y este informe se refiere a un cambio que se remonta a hace 18 meses.
Los gobiernos no facilitan datos
exactos de sus mercenarios
El Grupo Soufan reconoce las dificultades con que se ha encontrado a la hora de recopilar los datos estadísticos para este informe. En algunos casos y siempre que fue posible se hizo a partir de las estimaciones oficiales de los Gobiernos, pero también de las Naciones Unidas, centros de investigación y fuentes académicas que no se mencionan. “Inevitablemente, cualquiera que sea su origen, las cifras expuestas están sujetas a un nivel de incertidumbre. Muchos gobiernos no liberan las estimaciones oficiales del número de sus ciudadanos que han ido a Siria e Irak, y los que lo hacen, ya sea formal o de manera informal, no revelan su metodología y pueden tener dificultades para lograr la precisión”. Los analistas advierten como algunos gobiernos pueden reflejar el número de todos los que han ido, mientras que otros pueden restar el número de repatriados y/o aquellos que han muerto. Algunos pueden no incluir mujeres y niños, mientras que otros lo hacen. “Es raro que los gobiernos proporcionen un desglose detallado”, concluyen.